Como una gata, sobre la mesa, aullante
tengo que salir corriendo
del desvelo arbitrado por el terciopelo
contemplo amanecer tantas veces
salgo yo despedazada en partículas
quedo yo ciego de tanto sol
el percal blanco ahora es espíritu
los templos comunes se han de arrasar
Como arrasan las madres la suciedad de la nariz de sus hijos ,con la saliva
el empujón grotesco me hace volar
como el diazepán y la cerveza y la claridad
del vértigo agarro fieramente la barandilla al marchar
Nadie le debe nada a la luz
aún así apostaría contra el demiurgo
que en estos mimbres, nacerán estas manos
estamos encantados: La rutina,
la rutina,
(la rutina...)
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